El 11 de enero de 2024, el miembro del Buró Político del Comité Central del Partido Comunista de China (PCCh) y ministro de Relaciones Exteriores, Wang Yi, sostuvo una conversación telefónica con la ministra de Relaciones Exteriores de Canadá, Mélanie Joly, atendiendo la solicitud de esta última.

Wang Yi dijo que tanto China como Canadá son países con importante influencia en la región de Asia-Pacífico. Los dos países no tienen disputas históricas ni conflictos de intereses reales, sino que comparten muchos intereses comunes y disfrutan de ventajas complementarias. La difícil situación actual en las relaciones entre China y Canadá no es lo que China desea ver ni es causada por China. China está abierta a mantener contacto y diálogo con Canadá.

Wang Yi presentó tres opiniones sobre la mejora y el desarrollo de las relaciones entre China y Canadá:

En primer lugar, la percepción correcta. La causa fundamental de los reveses en las relaciones entre China y Canadá en los últimos años es la grave desviación de la percepción de la parte canadiense sobre China. China espera que Canadá pueda interpretar objetiva, racional y acertadamente las políticas interior y exterior de China. China no exporta ideología ni desafía el orden internacional. Ha defendido de forma consecuente los propósitos y principios de la Carta de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), el sistema internacional centrado en la ONU y el orden internacional basado en el derecho internacional. Al mismo tiempo, China debe salvaguardar firmemente su propia soberanía, seguridad e intereses de desarrollo y nunca permitir que se prive al pueblo chino de sus derechos legítimos al desarrollo,

En segundo lugar, el respeto mutuo. Las diferencias en los sistemas sociales e ideologías entre China y Canadá se derivan de sus respectivas historias, culturas, condiciones nacionales y elecciones de sus pueblos. Las dos partes deberían respetarse mutuamente, entablar un diálogo en pie de igualdad, incrementar la confianza, reducir las dudas y reforzar la comunicación de manera responsable y constructiva, para no permitir que las divergencias dominen las relaciones bilaterales. A la parte canadiense le incumbe implementar seriamente su compromiso con la política de una sola China, preservar bien la base política de las relaciones China-Canadá y no enviar ninguna señal errónea a las fuerzas secesionistas por la “independencia de Taiwán”.

En tercer lugar, la cooperación de ganancia compartida. China ampliará incesantemente su apertura al exterior de alto nivel, y la modernización china sin duda traerá importantes oportunidades de desarrollo a Canadá y otros países del mundo. Como promotores y beneficiarios del libre comercio, China y Canadá deberían resistirse conjuntamente a la politización de las cuestiones económicas y la generalización del concepto de seguridad en las mismas, y crear un entorno justo, equitativo y no discriminatorio para el desarrollo empresarial.

Mélanie Joly dijo que unas relaciones sanas y estables entre Canadá y China son de interés fundamental para ambos países y sus pueblos. A pesar de las dificultades en los lazos binacionales, Canadá está dispuesta a promover la vuelta de las relaciones bilaterales al camino correcto con una actitud más abierta, pragmática y constructiva, y tiene la voluntad de fortalecer la comunicación y el diálogo con China, impulsar el intercambio de personal, profundizar la cooperación económica y comercial y mantener una estrecha coordinación y cooperación en materia de protección ambiental, biodiversidad y cuestiones internacionales y regionales.